Cuando los resultados no llegan, recuerda esta historia

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Para ti, mi querido/a lector/a:

El violinista en el metro

Una mañana fría en Washington D.C., un hombre con un violín se colocó en una estación de metro concurrida. Vestía ropa sencilla y abrió su estuche para recibir monedas. Luego, comenzó a tocar.

Durante 45 minutos, interpretó algunas de las piezas más complejas y hermosas jamás escritas. Cientos de personas pasaron a su lado. Unos pocos giraron la cabeza fugazmente. Un niño intentó detenerse, pero su madre lo apresuró. Al final, solo siete personas se detuvieron por más de un minuto. El violinista recaudó 32 dólares en total.

Lo que nadie sabía era que aquel hombre no era un músico callejero. Era Joshua Bell, uno de los mejores violinistas del mundo, tocando un Stradivarius de 3,5 millones de dólares. Dos días antes, había llenado un teatro donde cada entrada costaba más de 100 dólares.

Al terminar su interpretación, Bell se quedó unos segundos en silencio, miró a su alrededor y simplemente guardó su violín. Nadie lo había ovacionado. Nadie había pedido un bis. En ese lugar, su música pasó desapercibida.

Esa noche, tras un concierto con entradas agotadas, recordó la escena del metro. Y sonrió. No porque en el teatro hubiera recibido reconocimiento, sino porque entendió algo más profundo:

Su música no valía más en una sala de conciertos ni menos en una estación de metro. Su talento era el mismo, sin importar quién lo escuchara o cuánto dinero recaudara.

Habrá días en los que el mundo no te aplauda. En ventas, habrá momentos en los que los clientes no respondan, en los que los números no reflejen tu esfuerzo. Pero eso no cambia quién eres ni lo que vales.

Si solo crees en ti cuando cierras una venta, cuando llegas a los objetivos, cuando te aplauden… entonces nunca creerás de verdad.

Confía en lo que eres, incluso cuando nadie esté mirando. Porque tu valor no depende de los resultados de hoy, sino de la certeza interna de que lo estás haciendo bien.

Y créeme, si sigues tocando tu música, tarde o temprano, el público adecuado te escuchará. Buenas noches, mi número uno.

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